En aquel momento de incredulidad, me pregunté por qué mi automóvil me obligaba a mirar hacia la inmensa oscuridad que reinaba más allá del pavimento de la carretera. La lluvia seguía tamborileando contra la carrocería, al igual que en los minutos anteriores cuando aún me dirigía hacia mi domicilio tras finalizar una jornada laboral intensa; pero por algún motivo que no lograba recordar, mi auto se hallaba detenido en aquel lugar y en aquella posición tan poco prometedora.
Poco
a poco comencé a recordar cómo dos esferas luminiscentes que se
habían dirigido hacia mi posición, justo en el instante en que el
vehículo dejaba de obedecer mis instrucciones. Las esferas se
tornaron dos potentes haces de luz que me cegaron sin piedad y mi
auto sufrió una estruendosa sacudida que provocó que todo a mi
alrededor comenzara a girar como si estubiera inmerso en una funesta
pesadilla.
Sin
duda estaba tratando de negar la realidad, pues en el fondo sabía
que mi automóvil había sufrido un fuerte impacto al chocar contra
el vehículo que circulaba por el carril del sentido contrario.
Nada
más exponerme bajo la lluvia, me obligué a ignorar los daños
sufridos en mi propio automóvil y me dirigí hacia el otro vehículo
para interesarme por el bienestar de sus ocupantes. Se trataba de un
auto de gama alta que a priori parecía estar en buen estado; pero al
aproxiarme a la ventanilla del conductor reparé en que la zona del
guardabarros estaba completamente aplastada y que el eje delantero
debía estar destrozado, pues la rueda de aquel costado reposaba en
un ángulo de unos treinta grados respecto al suelo.
A
través de la ventanilla hallé al conductor, que parecía haber
perdido el conocimiento o algo peor. Intenté abrir cada una de las
puertas para acceder a su interior, pero todas permanecían bien
cerradas; así que busqué desesperadamente una piedra de gran tamaño
para romper el cristal de alguna puerta, quitar el seguro y así
poder asistir al fin a aquel hombre.
Renuncié
a la búsqueda al llegar un coche patrulla de la policía y corrí
hacia los agentes que salían de su interior. Ignorando mis
balbuceos, los dos agentes decidieron tomar caminos separados para
inspeccionar cada uno de los vehículos siniestrados; por lo que
caminé tras los pasos del agente que se dirigía hacia mi auto,
mientras insistía en decirle que no hacía falta inspeccionarlo,
pues no hallaría a nadie en su interior y que más le valdría
socorrer cuanto antes al otro conductor.
Estaba
completamente equivocado. Juntos hallamos lo que otro hora había
considerado mi cuerpo, aunque no podía comprender por qué podía
contemplar aquella escena desde mi perspectiva.
Mientras
el agente accedía al interior de mi auto, las piezas comenzaron a
encajar en mi mente, dando un nuevo sentido a mi estado de confusión
y al hecho de que los agentes me hubieran ignorado de aquella manera
tan contundente. Tras comprobar la ausencia de constantes vitales en
mi cuerpo inerte, el agente se reunió con su compañero y gracias al
intercambio de información que mantuvieron pude saber que el otro
conductor continuaba con vida.
Al
llegar los sanitarios, los agentes se hicieron a un lado para no
molestar y junto a ellos pude observar como conseguían extraer el
cuerpo inerte del otro conductor del interior de su vehículo y lo
colocaban en una camilla con suma eficiencia. La lluvia caía sobre
el impasible rostro del moribundo, mientras un sanitario le colocaba
una mascarilla de respiración asistida. Tras cubrir al moribundo con
una gruesa manta, el resto de los sanitarios le trasportaron hasta el
interior de la ambulancia sin que yo supiera a qué hospital
pretendían llevárselo. Sólo podía observar como la ambulancia era
conducida más allá de la siniestra oscuridad, con todas mis
esperanzas puestas en que aquel hombre sobreviviera a sus heridas.
Aún no estaba preparado para confesar al espíritu de aquel hombre
que el accidente había sucedido por mi culpa, por no haber respetado
el limite de velocidad.
Me encantan las historias con finales sorprendentes, y esta me ha sorprendido. Me gusta tu estilo de narra, y por mi nick verás que esos temas me van. Espero más relatos tuyos!!!
ResponderEliminarMe alegro que así sea. Un abrazo.
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