El jardín de Llum

Isidre Nadal Baques, más conocido como Llum de la Selva ( Luz de la Selva), fue un fiel seguidor de la no violencia, naturista, ecologista, vegetariano, crudívoro y se dice que llegó a mantener correspondencia con el mismísimo Tolstoi. 
Según contaba el propio Llum, fue abandonado nada más nacer “Dentro de una cesta como Moisés” en un rincón del puerto de Barcelona. Unas monjas le acogieron en un orfanato y le llamaron Isidre Nadal, nombre que conservó hasta que adoptó el de Llum de la Selva, un nombre más acorde con su vocación de guía o faro de los humanos. 
A los 14 años se fugó del orfanato y comenzó a trabajar, y pronto se vio seducido por las corrientes anarcosindicalistas de la época. Fue seguidor de Ferrer y Guardia. Sin embargo, con el tiempo, su inclinación por la naturaleza fue más fuerte que por el laicismo y la subversión popular. 
Fue autodidacta, pues no tuvo acceso a estudios formales, y dedicó parte de su tiempo libre a la lectura, a menudo a la luz de una vela. Se hizo vegetariano y viajó por España y por Europa; y con tres amigos fundó la “sociedad catalana de naturismo”, la primera sociedad naturista del estado Español. Colaboró en la revista Pentalfa, pionera en los movimientos pacifistas y ecologista de España. 
Junto con su compañera Carme compró un huerto en Can Rull, ubicado por entonces en las afueras de Sabadell, y lo denominaron el “Jardí de l´Amistat” ( Jardín de la Amistad ). Allí pudo vivir unos 70 años casi sin dinero, y sin electricidad, comiendo únicamente los frutos y verduras que producía su huerto, sin encender fuego alguno. 
Jordi Maluquer, que visitaba a menudo a l´ avi Llum, fue el artífice del encuentro con otro gran pensador intelectual de aquellos tiempos, el italo-francés “Lanza del Vasto”, discípulo de Gandhi y fundador de la “Comunidad del Arca”. El contraste entre ambos era quizás unas de las claves de su amistad y complementariedad; uno menudo y de voz limitada, el otro grande y de voz poderosa. El catalán no tenia un mensaje de transformación a gran escala, pues predicaba con el ejemplo; mientras que el francés tenía una clara vocación de masas. Lanza de Vasto visitó varias veces el Jardín de la Amistad, y en sus visitas fue trabajando un bastón que, cuando lo hubo acabado, se lo entregó solemnemente a Llum. 
En 1980, en una entrevista para la revista Interviú, l´avi Llum declaró: “a mí no me interesa vivir muchos años; nunca me ha interesado. Lo que me ha interesado es el camino y que éste haya sido agradable, sin enfermedades, sin pesadillas, sin angustias.” Y en 1982 en la revista Integral: “Dime lo que comes y te diré quien eres. El primer paso es una alimentación natural. Los alimentos naturales crudos limpian la savia de nuestra sangre y entonces recibimos el rocío bienhechor de la salud. Yo jamás cocino con fuego. La fruta es el elemento más elevado que Dios ha concedido a los hombres. Es la liberación de hombre de la cocina. Toda otra comida hace que el hombre caiga enfermo, no inmediatamente, pero sí al cabo de los años. Los hombres sólo piensan en estar fuertes, pero existe una alimentación superior a la que llamo Natura; ella hace que me alimente mucho más de los rayos del Sol que de la comida que como. Por eso, desde los 17 años he comido fruta sin fuego, y nunca he estado enfermo. 
Cuando falleció su compañera Carme, unos amigos originarios de La Rioja, a quienes él llamaba “Clavell y Clavellina”, pues solía poner motes afectivos a sus visitas, le acogieron en su “Kolonia de la Plana Bella”, en la comarca del Montsiá, donde murió con casi 107 años. 
Según Jordi Maluquer, Llum solía decir que “Este maniquí ya no me sirve”; y que cuando iba a hacer la siesta comentaba que iba al “Ensayo general” para decir que dejaba su cuerpo por tan sólo un rato, para volver después a la vida física. 
Otras personas cuentan que en una ocasión vio a uno de sus visitantes que intentaba encender fuego para cocer unas verduras, y al pasar por su lado comentó con sarcasmo “¡Pobrecillo, es vegetariano!”; y que solía andar descalzo para no hacer daño a las plantas, mientras la ciudad crecía a su alrededor. En el Jardín de la Amistad, donde se congregaba personas de todas las familias espirituales de cada época (La dictadura de Primo de Rivera, la segunda República, la guerra civil, el Franquismo y la Transición) se congregaban sin apartarse nunca de sus convicciones. Muchas personas querían acercarse a conocer las enseñanzas de l´avi Llum. 
Tras su muerte se le enterró como él quería: junto a un ciprés, entre los olivos, con una túnica blanca y sin ataúd, “Para que las flores nacieran antes”. Cuatro mujeres le llevaron sobre una plataforma hasta su tumba, cubierto tan sólo por una sábana. El entierro fue por la mañana y durante todo el día no paró de pasar gente para despedirlo. Una suave música de violín ponía fondo a aquella bella imagen. 

Llum de la Selva ( Barcelona 5 o 6 de Enero de 1877 - La Galera ( Tarragona ) el 23 de Diciembre del 1983 ) 
No son muchas las personas que hoy en día conozcan esta bella historia. Por fortuna, tengo el privilegio de recordarla cada vez que me asomo por la ventana de mi vivienda y observo el Jardí de l`Amistat, un lugar agreste que sigue recibiendo visitas. Algunas de ellas aún siembran árboles y todo tipo de plantas en memoria de l´avi Llum y su singular estilo de vida. 

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