Torrente creativo: ¿Cualidad humana, musas o Espíritus guías?

   Dos niños patinaban sobre un lago helado, cuando de pronto el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua. La corriente interna lo desplazó varios metros, por lo que la mejor opción para salvarle la vida consistía en romper la capa de hielo que lo cubría. 
   Su amigo gritó pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía al rescate buscó una piedra y comenzó a golpear la superficie helada con todas sus fuerzas. 
 Golpeó sin cesar hasta que logró crear una grieta lo suficientemente grande para introducir un brazo, agarró a su compañero y lo condujo hasta la superficie. 
   A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos. Tras conocer lo sucedido, y con los dos niños a salvo, no paraban de preguntarse entre sí cómo un niño tan pequeño había logrado romper una capa de hielo tan gruesa, hasta que un anciano manifestó conocer lo sucedido. 
   –No había nadie para decirle que jamás lo lograría. 



   Esta historia es bien conocida, al igual que muchas otras que relatan las proezas que es capaz de realizar el ser humano en situaciones determinadas. Proezas relacionadas con la fortaleza física en su mayoría, pero… ¿Qué podemos decir de las proezas intelectuales? 



   Remontándonos en las creencias de la antigua Grecia, el torrente creativo del artista surgía de las musas; diosas inspiradoras de la música y la poesía, así como las artes y las ciencias. Dichas musas fueron conocidas por distintos nombres y número, aunque acabaron consolidándose nueve de ellas en toda la región: Calíope (elocuencia), Clío (historia), Erato (poesía), Euterpe (música), Melpómene (tragedia), Polimnia (cantos sacros), Talía (comedia), Terpsícore (danza), Urania (ciencias exactas). 
   Por otra parte, Sigmund Freud y otros psicólogos posteriores ubicaron la inspiración en la psique interna del artista; pues era considerada como el producto de un conflicto psicológico no resuelto o un trauma de la niñez. Más aún, la inspiración podía originarse directamente en el subconsciente. En forma similar a la teoría romántica del “Genius” y la noción resucitada del “Frenesí poético”, Freud veía a los artistas como hombres y mujeres especiales con heridas profundas. 
   A medio camino de las teorías anteriores existe una tercera, cada vez más extendida, relacionada con los espíritus guías. Unos espíritus de hombres y mujeres desencarnados que conviven entre nosotros que, de alguna manera, sugieren o guían a todo aquel que lo necesite. Mientras algunos de ellos velan por nuestro bienestar general, otros más especializados acuden a socorrernos en situaciones especificas. Por lo tanto, el espíritu de un artista en épocas pasadas ayudaría a un artista de la misma competencia en la actualidad.

   Sea como fuere, tanto si se trata de una ayuda externa, o el frenesí surgido del interior del propio artista, el torrente creativo fluye inesperadamente formando un conjunto de ideas relacionadas entre sí, que nos permite crear piezas artísticas por encima de nuestras posibilidades; por lo que es recomendable que el artista lleve siempre consigo un blog de notas, o similar, para aprovechar al máximo esos escasos momentos de lucidez extrema. 

   PD: Este articulo va dedicado a todo aquel que vele por mi bienestar creativo. ¡Mil Gracias! 

                                                                          Por: Jordi Clavero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario